Por Natalie Santacruz
A lo largo de mi estancia en la preparatoria Ibero Tlaxcala, mi vida ha estado llena de cambios en todos lo sentido; amistades, estudio e incluso internos, todo esto gracias a lo que nos brinda una educación jesuita. Al principio de primer semestre nos hablaron de como es que se trabajaba el modelo educativo en la escuela, trabajar en equipo era algo que me llamo mucho la atención, pues me veía reacio a participar en actividades así debido a que no quería que mi calificación dependiera de los demás.
Con el paso del tiempo comencé a entender la filosofía o el como es que los jesuitas ven el mundo, pensar siempre en el prójimo es el punto central de las cosas, de modo que el trabajo en equipo es la fundamental herramienta para comenzar a ser consientes de que en este basto mundo siempre vamos a precisar de los otro y los otros de nosotros. Al mismo tiempo, me llamo mucho la atención dos frases que se han repetido constantemente en la prepa, “La verdad nos hará libres” y “Formando los mejores para el mundo”; estas dos frases tuvieron un verdadero impacto sobre mi, en relación con el hecho de que, a diferencia de mis demás escuelas, jamás habían tratado de que los alumnos nos hiciéramos conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor…
Es así como me interese en los problemas sociales, encontré a personas que pensaran de como yo y que en verdad les importara hacer una diferencia en su entorno, me informo cada vez más para poder cumplir mi objetivo de vida que es crear una ONG que ayude a quien más lo necesita. Es aquí donde entra el “formando los mejores para el mundo”, pues a esta frase le atribuyo el haberme abierto los ojos, el enseñarme lo que en verdad quiero en la vida y como lograrlo, pues desde mi punto de vista no somos nada si no somos conscientes de nuestro entorno y no ayudamos a quienes en verdad lo requiere, pues desde nuestro lugar en la sociedad tenemos la posibilidad de brindar a poyo a quienes no tienen las mismas oportunidades que nosotros, así podremos dejar de lado las típicas frases como “si no estudias, serás como el” (refiriéndose a alguien de bajos recursos) y cambiarlo por “si no estudias, no podrás hacer un mundo mejor para el”.
Todo esto gracias a la educación jesuita, que nos hace amorosos, conscientes y humanos.
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